Este año he tenido la suerte de poder firmar en la Feria del Libro. No solo en la de Madrid, sino también en algunas de alrededor.
Para mí, ha sido un sueño hecho realidad. Desde pequeña, cuando escribía, siempre fantaseaba con poder firmar algún día en una Feria del Libro. Y, por mucho que fantasease, la verdad es que me quedaba corta. La experiencia resultó mucho más emocionante de lo que imaginaba, demasiado, como para imaginarla si no se vive desde el otro lado del stand. Aunque Eraclea es un libro gordito, hubo mucha gente que se atrevió a darle la oportunidad, y muchos otros que se interesaron por él e incluso me preguntaron cuánto tardé en escribirlo y detalles semejantes. Por momentos así, ser escritor es maravilloso. Por personas que se atreven a decirte lo que piensan, sea bueno o malo, merece la pena todo el esfuerzo en escribir un libro de tantas páginas.
Así que ya sabéis... ¡no discriminéis a Eraclea porque sea gordito, dadle la oportunidad! Je, je.
Espero que esta no sea la primera Feria a la que asista y me esperen muchas más por delante, porque daría lo que fuera por repetir unos días tan buenos como los que tuve en El Retiro. Quitando alguna que otra cosita negativa, como la lluvia, eso sí.
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